En la trastienda de una farmacia se oye una explosión espantosa… ¡PUUUUMMMM!
Pocos minutos después sale el farmacéutico con la camisa quemada, la cara chamuscada y sangrando profusamente. Acercándose al cliente que aguardaba al otro lado del mostrador, el farmacéutico le grita lleno de ira:
—-¡Tome! ¡ Llévele de nuevo la receta a su médico y dígale que la escriba a máquina!